El comer emocional es usar la comida para sentirte mejor, es comer para llenar tus necesidades emocionales y no para llenar tu estómago. El hambre emocional no la puedes llenar con la comida, cuando comes te puedes sentir mejor en el momento, pero las emociones que te gatillaron que comieras aún permanecen ahí.
Además, después de comer, te sientes peor y te culpabilizas por las calorías que consumiste innecesariamente.
Te sientes derrotada y sin fuerza de voluntad para controlar tu alimentación y tus sentimientos, y además, cada vez se te hace más difícil poder controlar tu peso.
Al usar la comida como mecanismo para resolver tus problemas te quedas entrampada y sin solucionar el conflicto real.
Cuando estás con hambre física no sólo las comidas placenteras son satisfactorias sino que también lo son las comidas saludables, en cambio cuando sientes hambre emocional solo buscarás comidas placenteras ricas en grasa o azúcares que te harán sentir un alivio inmediato.
Surge de forma instantánea, desesperada y urgente, en cambio el hambre física surge de forma gradual y no requiere una satisfacción inmediata.
Con el hambre emocional te mantienes con ganas de comer más y más a pesar de sentirte incómodamente lleno, en cambio, con el hambre física tu estómago te avisará cuando ya no necesites comer más.
Antes de que alcances a darte cuenta probablemente ya habrás comido una bolsa entera de papas fritas o una barra completa de chocolate sin poner atención y sin disfrutar, en cambio cuando comes por hambre física generalmente estarás más consciente de lo que estás comiendo.
A pesar de sentirte hinchado e incluso con dolor de estómago el deseo de comer seguirá estando en tu cabeza.
El hambre física no genera culpa porque estás comiendo por una necesidad biológica, a diferencia del hambre emocional en que te sientes culpable porque comes solo por placer.
El comer emocional se puede manifestar transversalmente en todas las conductas de alimentación disfuncionales.
Los desórdenes de alimentación propiamente tales, los desórdenes de alimentación más conocidos son:
Se caracteriza por la presencia de episodios de atracones seguidos de conductas compensatorias. Un atracón se caracteriza por la ingesta de alimentos en un corto espacio de tiempo en cantidad superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un tiempo y circunstancias similares. Se acompaña de una sensación de pérdida de control sobre la ingesta del alimento. Las personas que sufren de bulimia nerviosa suelen tener un peso normal.
Se caracteriza por una restricción del consumo de alimentos que lleva a un peso corporal marcadamente bajo. Puede estar asociado a conductas compensatorias.
Se caracteriza por la presencia de episodios de atracones sin presencia de conductas compensatorias
Se caracteriza por la presencia de atracones durante la noche que no son seguidos de conductas compensatorias y suelen tener como consecuencia el sobrepeso o la obesidad.
Se basa en los estudios científicos que demuestran que las drogas y los alimentos ricos en grasas o azúcares, estimulan los mismos centros de recompensa en el cerebro, lo que hace que las personas con esta condición se relacionen con la comida como si fuera una droga.
Se caracteriza por comer pequeñas cantidades de comida de forma repetitiva durante el día. Se suele observar en personas con sobrepeso y en pacientes que se han operado de una cirugía bariátrica siendo el principal factor de riesgo para recuperar el peso perdido.